Bueno, en eso consiste procrastinar, en posponer nuestras obligaciones hasta que no nos quede otra opción. Procrastinar no es nada nuevo. Pero, ¿por qué procrastinamos? ¿Existen diferentes razones o tipos de procrastinadores?
Si echamos un vistazo a la psicología que hay detrás de la procrastinación, hay varias teorías o razones por las que podemos hacerlo. Una de las razones puede ser la falta de motivación, es decir, la falta de ganas de hacer una tarea que no nos inspira, nos entusiasma o simplemente nos aburre. Otra razón puede ser la ansiedad o el miedo. Cuando nos enfrentamos a una tarea que es nueva o demasiado exigente, podemos tener miedo de no rendir al máximo y simplemente evitamos esa tarea hasta que no tenemos otra opción.
El resultado de procrastinar es que puede provocarnos sentimiento de culpa y una sensación de no ser lo suficientemente buenos. Pero nuestra amiga la psicología está ahí para ayudar. En primer lugar, los psicólogos afirman que debes identificar las razones por las que procrastinas y cuáles son tus patrones de procrastinación y luego, encontrar maneras de lidiar con ellos.
Para ayudarte, aquí van algunos tips que ojalá pongan fin (o al menos hagan frente) a la procrastinación:
Organiza las tareas que tienes previstas para el día. Y hazlo todos los días. Dedica unos 15 minutos cada mañana a hacer una lista de todas las actividades pendientes del día (tanto del trabajo como de la vida). Al hacerlo, tendrás una visión general muy bien estructurada de todo lo que te depara el día.
Una vez tienes la planificación de tu día, seguro que puedes identificar 3 tareas que te motivan menos que el resto. Esas son las tareas que probablemente te harán procrastinar así que ¡atenta!
Aquí va un consejo para enfrentarte a ellas: divide esas tareas en partes. Digamos que tienes que responder 30 mails de trabajo. Lo que debes hacer es dividir la tarea en dos partes de unos 20 minutos cada una. Lo que esto hace es establecer un plazo de tiempo en tu mente y que la actividad deje de parecer interminable o abrumadora, cosa que te ayudará a realizar la tarea de una manera mucho más eficiente.
¿Has oído hablar de la “intercalación de tareas”? Es una técnica de productividad (utilizada en lugares de trabajo como los almacenes) que consiste en combinar diferentes tareas (intercalarlas) mientras se realiza una tarea. Desempeñar actividades más pequeñas mientras estás haciendo una mayor tarea ayuda a engañar a nuestro cerebro para que no perciba una monotonía constante y se aburra.
Todo esfuerzo tiene su recompensa. Esta frase la habrás oído miles de veces, pero realmente es así. Cuando hemos invertido tiempo y esfuerzo en algo, está bien que nos autopremiemos. Es una manera de motivarse a uno mismo.
Esperamos que, siguiendo estos consejos, empieces a alejar esas tendencias procrastinadoras e incluso te sientas un poco más animada con tus tareas diarias.
Pero también debes recordar que procrastinar es algo que todos hacemos y que está bien. Como procrastinadora número uno déjame decirte esto: la próxima vez lo harás mejor.