La idea de quedar con alguien a quien nunca has visto en persona puede resultar algo inquietante, aunque las aplicaciones de citas sean lo más en los últimos años.
Pero, ¿sabías que la práctica de buscar pareja por medio de anuncios se remonta a principios del siglo XVIII? Evidentemente los anuncios aparecían en periódicos, no en los teléfonos móviles, pero el objetivo era el mismo: el deseo de encontrar a alguien que se adaptara a los intereses y objetivos personales. En todo caso, esos anuncios de hace más de dos siglos no eran muy diferentes de los perfiles que se publican hoy en día en las aplicaciones, lo que resulta bastante gracioso y chocante.
Últimamente hemos chateado con algunos amigos y escogido tres ejemplos de historias divertidas y estimulantes, y una hasta un poco aterradora, que pueden servir para motivarte y hacerte reír. ¡A leer!
Pasión equina
Teniendo en cuenta cómo había empezado el chat, Lina habría podido adivinar que una cita con ese chico no era la mejor idea del mundo. “Me gustaría ser un caballo”, decía el tipo haciendo referencia a una de las fotos de su perfil, en la que aparecía sentada en un precioso caballito blanco de tiovivo. “¿Daba miedo o risa?”, se preguntaba Lina en su relato de los hechos.
Durante la primera cita, Peter solo habló sobre caballos. Le contó que montaba desde los cinco años, y durante las dos horas que duró la cena solamente habló de razas y cruces, de sillas de montar... “Incluso cuando yo intentaba cambiar de tema, él volvía de inmediato a hablar de caballos”, recordaba.
Mientras esperaban la cuenta, Lina le preguntó por la enorme mochila que llevaba. “Es mi colección de ponis de peluche. Los llevo conmigo siempre que salgo”, contestó. “Yo quería pensar que me estaba tomando el pelo”, cuenta Lina. “En cualquier caso, lo que de verdad quería era salir pitando de allí cuanto antes”.
La primera y la última
Tras una nefasta serie de citas a cual más horrible, Adriana nos cuenta que estaba a punto de eliminar su perfil de la aplicación de citas. Pero, se puso en contacto con un chico agradable y guapo que quería quedar con ella, así que, decidió concederse una última oportunidad.
Al principio era un mar de dudas, pero pronto se dio cuenta de que Ollie era todo lo que podía desear, un verdadero sueño. Por su parte, Ollie también estaba cautivado con Adriana. “Fue verdaderamente increíble”, nos cuenta. Se trataba de la primera mujer con la que quedaba utilizando una aplicación de citas desde que terminó su relación de muchos años. “En ese momento no estaba muy seguro acerca de si quería probar con alguna otra persona para comparar, pero no me apetecía, la verdad”.
Y no lo hizo. Dos años después, Adriana y Ollie se casaron, y el año pasado tuvieron su primer hijo. “¿Quién podía pensar que mi última cita usando una aplicación sería su primera?”, concluye Adriana.
Segundas partes… ¡a veces también son buenas!
Hace unos tres años, Ellie contactó con el hombre más guapo que había conocido en su vida. Quedaron para cenar e ir al cine y fue “amor a primera vista”, recuerda. Tuvieron “una relación muy intensa” durante los seis meses siguientes, hasta que él tuvo que mudarse por trabajo. “Yo no estaba preparada para irme con él. Me parecía muy pronto, y ninguno de los dos éramos partidarios de las relaciones a distancia, así que todo acabó. Estaba destrozada”, dice.
Pasados dos años, y tras una serie de intentos de relación fallidos, Ellie dejó de tener citas. Para desconectar y cargar pilas, se fue de viaje a México ella sola, y allí se encontró con unos amigos. “Durante mi último día, y después de unos cuantos tequilas, una amiga y yo nos bajamos una aplicación de citas solo para divertirnos un rato… ¡y apareció el perfil de Aidan!”. Volvieron a quedar. El año anterior le habían destinado a México D.F. Ellie iba a volver a casa al día siguiente, pero cambió el vuelo para poder verle. Todavía están juntos.